domingo, 16 de enero de 2011

¿Cómo no le iba a seguir si era Pedro?

Esa noche no era una noche normal, se notaba en el ambiente. En la calle no paraba de llover, pero a Lily la daba igual… Total, esa noche pasaba de ir a ningún lado. Esa noche Mario se dirigía hacia su casa con un cargamento de pelis, palomitas y besos, muchos besos. Así que la daba igual si fuera caía el diluvio universal, con tal de que él llegara pronto. Aunque la verdad es que no creo que fueran a ver ninguna de esas películas, ni se comieran esas palomitas (los besos seguro que los aprovechaban bien) porque ella esa noche se sentía fiestera y no le iba a dejar ni decir hola, seguramente sería porque la encantaba esa sensación a mojado, a frío que venía de la calle. Tanto era así que ya le estaba esperando sin nada puesto, notando como el frío le entraba por los pies y le erizaba todo su cuerpo. Y me sobra decir que según oyó la puerta se lanzó disparada a abrir (tal vez debería haber mirado por la mirilla para no llevarse ese corte) y como el destino es así de caprichoso dio la casualidad de que no era Mario, si no Pedro al cual se le quedo la cara más graciosa que os podáis imaginar (bueno, en realidad miento… La cara más graciosa fue la de Lily) y sólo supo articular un tímido “hola” al que ella no pudo ni responder, así que abrió la puerta invitándole a entrar y se puso rápidamente una de las camisas que Mario tenía en la cocina. Cuando salió al salón vio a Pedro de pie esperándola, y sintió el instinto de abrazarle… Pero él se la adelanto. Después de unos segundos así, él murmuro “te echaba tantísimo de menos…” entonces ella recupero la compostura y separándose dijo:
-¿A qué has venido?
-Con el recibimiento que he tenido esperaba que fueras un poco más amable –contesto él con una sonrisa burlona-.
-Estoy esperando a alguien, ¿qué quieres?
-¿Ósea que esa bienvenida no era para mí? ¡Qué decepción! ¿Y para quién es? ¿Tal vez para el propietario de esa camisa?
-¿Qué quieres, joder?
-Debería ser yo el enfadado y no tú… Llevo meses llamándote, dejándote mensajes en el contestador, en el móvil… Te he enviado hasta cartas al buzón… Me he pasado todos los días por tu casa, y siempre estaba apagada o nadie me abría ¿Y ahora me vienes con éstas? Sinceramente, no te entiendo… Me dijiste que me centrara, me he centrado… Sé lo que quiero y tú decides ignorarme… No lo entiendo, y me gustaría que me lo explicarás.
-Pase de página.
-¿Así de sencillo? Y fuiste tú la que me dabas discursos de que no podía jugar así contigo y de que no sabía lo que quería… ¿Y tú sí? Anda no me jodas, Lily…
-¿Tú sabes lo que quieres? ¿Qué esperabas que hiciera? Llevas toda la vida enamorado de Erika, ¿eso ha cambiado? ¿Que tenía que seguir esperándote? ¿no te han parecido suficientes años?
-Si me hubieras dejado te hubiera dicho que sí ha cambiado, que ha sido un horror estar estos meses sin ti, sentimiento que veo que no es mutuo. Venía a decirte que he estado toda mi vida equivocado, que siempre te he querido y no he sabido verlo. Pero ya veo que soy un estúpido, así que me voy… -mientras se dirigía hacia la puerta noto como la mano de ella le agarraba del brazo-.
-No me puedes hacer esto, no ahora… -decía mientras se acercaba lentamente a él- Es injusto y lo sabes… -ahora podía notar su respiración en las pestañas- ¿Y qué pasa si ahora cambias de idea? ¿Qué se supone que debería hacer yo?
-Besarme ahora y esperar a que pase lo que tenga que pasar, diría yo…
Ella se quedo inmóvil mirándole fijamente, él recorrió el poquísimo espacio que quedaba para que sus labios se juntarán y la beso lentamente. Era un beso de prueba, de acercamiento, de ver si ella le seguía. Y le siguió, claro que le siguió, ¿cómo no le iba a seguir si era Pedro? Y el beso suave se convirtió en uno con fuerza, con energía y cuando se quiso dar cuenta ya le había desnudado y hacía rato que ella ya había dejado de vestir esa camisa y estaba jadeando agarrada a los fuertes brazos de él, volviendo a recorrer sus lunares, encajándose perfectamente en su cuerpo, sintiéndole, respirándole, notando sus manos recorrer cada milímetro de su pequeño cuerpo. Amándole, al fin y al cabo, allí en su sofá como se había imaginado muchísimas noches.

8 comentarios:

  1. Es una historia genial, me ha gustado, que final después de todos los reproches, muy interesante.
    Besos

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  2. que bonito!!
    y es que siempre se pueden dar los malentendidos y para eso existen las segundas oportunidades, no?!
    me gusto. y lo ultimo! jajajajaja, se lo merecia
    besitos

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  3. Que linda historia:) realmente creo que las palabras sobran :)
    Un beso grande!♥

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  4. que lindo cuando los sueños se hacen realidad

    :)

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  5. Qué lindo! :)
    Después de todo es lo que necesitaban, no?
    También me pregunto, como alguna vez no le seguí, si era Pedro?
    Un besito :)

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  6. Que hermosa historia, de esas que te dejan sin aliento. Cuidate! un abrazo y te sigooo! espero tu tambien lo hagas (:*

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  7. bonita entrada!voy a seguir cotilleando, pero antes de despedirme quería invitarte a mi baúl,por si quieres compartir algún sueño con todos los amigos de Coquette.
    te espero!
    hasta pronto =)

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